- Imagina que vas viajando en un avión, en este avión va a un lado de ti la persona que más amas el día de hoy, frente a ti están tus padres, atrás tus hermanos y para no alargar tanto este ejemplo, dentro de este avión viajan todas las personas que amas y que son importantes para ti. El viaje dura 24 horas, el destino para todos es el mismo, pero cualquiera si así lo desea, puede saltar en cualquier momento por la puerta trasera. Lo único que puede llevar consigo es un paracaídas que de alguna manera, dicen pero nadie lo ha corroborado jamás, amortiguará la caída al completamente desconocido mundo del más allá. Puedes saltar cuando así lo desees, de hecho la puerta esta siempre abierta, pero ¿te animarías a saltar? ¿dejarías a todas estas personas en tu búsqueda por ver que hay, en lo que describen algunos, como el increíble avión del futuro?-
¿Qué hace este viaje de 24 horas que llamamos vida, lo suficientemente atractivo y valioso para aguantar todo ese tiempo en un espacio delimitado y reducido, con barreras y tensiones pero con todo lo necesario para vivir, sorprenderte y darte felicidad? ¿Cuál es la razón por la que hasta el día de hoy no haz decidido lanzarte por la puerta trasera del avión usando ese paracaídas que tienes integrado en tu espalda? ¿Estarías dispuesto o dispuesta a dejar a todas estas personas atrás? ¿Cómo te sentirías cuando aterrices, suponiendo que vives para ello, pero te encuentres con un mundo completamente descocido, lleno de espacios, ideas y entes que poco reconoces, te identificas e incluso te relacionas? ¿Encontrarías un propósito lo suficientemente fuerte como para no saltar de ese avión en el que acabas de aterrizar? ¿Qué te ataría o cuál sería la razón más poderosa por la que te quedarías en este nuevo mundo y por cuanto tiempo? por que recuerda que eres inmortal o eso dicen que pasa cuando saltas de tu avión madre y vives para contarlo. –
¡Vaya laberinto¡ ¿No es tan fácil, verdad? Cuando el autor del artículo abrió con el ejemplo del avión poco entendí a donde quería llegar, de alguna manera en un inicio me pareció obvio que yo por ejemplo, tomaría ese paracaídas y que saltaría, parecía evidente que la más pequeña posibilidad de sobrevivir era mucho más atractiva que acabar en mil pedazos y muerto, para siempre, en quién sabe que lugar. Según continué leyendo hasta terminar el artículo, me di cuenta que si me remonto a ese primer ejemplo, es muy sencillo saber cual sería mi repuesta si viajara en ese avión completamente solo, pero creo que al autor se le olvidó una de las partes más importantes: En este avión no viajamos solos, o al menos la gran mayoría no lo hace.
Como ente del universo, me gusta pensar que existe una razón única por la que me tocó vivir en este espacio de tiempo, usando este pedazo de energía, que es prestada y que en algún momento me toca regresar. Es curioso cuando te das cuenta la enorme casualidad y todos los factores que tuvieron que suceder uno tras otro, siempre en ese orden, para que hoy tu te encuentres leyendo este mar de palabras que, otro individuo como tu, escribió durante este precioso espacio de tiempo que jamás se repetirá. ¿A dónde quiero llegar? A mi primer punto. No se puede engañar al universo, la materia no se crea ni se destruye, solo se transforma y a todos nos toca en algún momento transformarnos. Quiero pensar, por hipotético que sea, que por simple Ley de la conservación de la materia de Lavoisier, todos somos parte de este ciclo de transformación que le da pié a la continuación de la vida misma, donde es imposible que la materia ocupe dos veces el mismo espacio en diferente tiempo, con vista en que la vida misma prolifere y continúe.
Mi segundo punto lo abriré con estas preguntas: ¿Qué es lo que el día de hoy te motivó para seguir viviendo? ¿Por qué vale la pena todo este esfuerzo que haz hecho para cumplir los años y días que hoy tienes? ¿Qué te motiva, qué te gusta, qué amas de la vida en este preciso instante?
Me di a la tarea de sentarme con varios amigos para platicar sobre este tema. Dándoles un breve resumen del artículo que nos comparte Tim Urban, abrí la conversación y dejé que ellos siguieran dándole forma y fondo a la discusión. Podría asegurar que de los 6 sentados alrededor de la mesa, 5 comenzaron diciendo un contundente -“Si lo haría”- pero poco a poco entre ellos mismos se fueron cuestionando diferentes factores por los cuales si o no valdría la pena la “Cryonicists” y si realmente sería algo que considerarían en sus vidas.
Es curioso como a todos, incluso a mi, nos domina la curiosidad en primera instancia. ¿Quién no quisiera ver cómo será el futuro? Cuando nos han enseñado en la vida a vivir por el futuro, olvidando ver, oler y vivir el presente. El arraigo cultural a tener los ojos puestos en el “más allá” nos domina, llevándonos a responder frente a una pregunta como esta. -¡Yo sí!- Pero es cuando vertimos a la mezcla a otras personas, aquellas que hoy son muy importantes para ti, que el color del agua cambia y nos comenzamos a preguntar justamente, lo que hoy hace vivible tu vida misma. El barullo y la discusión acalorada se detiene y la mesa se congela a pensar si valdría la pena despertar, incluso “pudiendo seguir siendo uno mismo” en un futuro desconocido y solo, donde todas aquellas personas que han recorrido tu mente en estos segundos, no estarán para vivirlo y compartirlo contigo. Incluso, por la mente se cruzan preguntas como: ¿Te gustaría despertar y encontrarte solo, no conocer a nadie en absoluto? Imagínate que despiertas y si, te lograron reactivar tu cerebro pero dentro de un cuerpo que no reconoces, puede ser un pulpo otra persona o hasta una misma máquina ¿qué sentirías de despertar y verte frente a un espejo sin ver a quien solías ser? -Yo me traumaría y creo que me mataría-, comentó una amiga golpeando la mesa levemente.
Como estas preguntas saltaron a la discusión muchas otras, todas en el mismo sentido, ¿por qué te gustaría ver un mundo que ya ni siquiera es el tuyo, que lo que amas hoy de la vida, quien sabe siquiera si esté para ese entonces, solo por el simple hecho de triunfar sobre la muerte? ¿tu qué opinas, te gustaría? No me contestes todavía, dame unos minutos más.
Dentro de el vaivén de tópicos hubo en particular uno que cautivó mi atención. ¿Qué es aquello en lo que pensarías primero si estás a punto de morir? O tal vez la pregunta sería ¿Quién es aquella persona en la que pensarías si estuvieras a punto de morir? Por que es una realidad que, la gran mayoría de las personas que enfrentan hoy una enfermedad terminal, te dirá que la única razón por la que quieren seguir viviendo es por que no quieren despegarse de esa vida que aman, entendiendo que esa vida es y se forma alrededor de las personas que se encuentran en ella. Viven motivados por la opción de poder seguir creando y compartiendo momentos alrededor de estas personas, incluso son ellos quienes le dan sentido a soportar el terrible dolor por el que están pasando. Muchas de estas personas, también te dirán que no quieren morir por no infligir dolor en sus seres queridos, por no ver “destruirse” a su mamá o a sus hijos. La idea siquiera de “afectar” a estas personas por el hecho de morir mantiene a muchas personas luchando por la vida hasta que ésta les gana y el universo da por terminado un ciclo para ver nacer a uno nuevo.
Con esto llego a mi segundo y último punto: Son las personas que amas hoy, las que hacen que la vida misma tenga sentido y que ames el simple hecho de vivir. Vivir no es seguir respirando, no es seguir siendo tu mismo, vivir es esto que se da al combinar todos los factores que se dieron en un mismo tiempo y espacio para que hoy estés vivo y puedas compartirlo con quien amas, haciendo de esta vida, de tu vida, lo que te hace hoy estar tan enamorado de ella.
Por mi mente se cruzan muchas otras razones, pero no entraré en más detalles, yo no tomaría ese paracaídas y dejaría a todas estas personas en el avión en búsqueda de un “What if…” que si todo sale bien acabaría en un mundo o planeta tan desconocido como lo hubiera sido traer a una persona de 1800 o 1900 (quedándome corto en tiempo) a vivir hoy en un 2018. No entraré en detalle de la problemática emocional y psicológica a la que se enfrentarán todas aquellas personas que decidan tomar el paracaídas, frente a una “sociedad” a la cual será casi imposible adaptarse, frente a tecnologías que, incluso hoy, nuestros mismos padres tienen problemas para entender y eso que viven en el mismo espacio de tiempo que nosotros. Solo imagínate como será despertar con 200, 500 o 1000 años de avances tecnológicos, podría compararlo con darle hoy un iphone a un cavernícola (entendiendo que los saltos tecnológicos cada vez se dan en mayor magnitud y en menor tiempo.) Finalmente, ¿estará la sociedad del futuro preparada para “re integrar” a toda esta horda de personas que desde 1970 decidieron que quieren conocer el futuro? No lo se, y tu tampoco, de hecho nadie lo sabe, solo el universo.
Hay muchas razones por las cuales yo no lo haría, tal vez tu compartas algunas de ellas o puedas debatirlas todas. Incluso tu puedes tener decenas o un par de razones por las cuales si lo harías, me dará gusto escucharlas e incluso debatirlas, pero una cosa es cierta, tanto tu como yo estaremos de acuerdo en que esta vida vale la pena vivirla por aquellas personas con las que hoy puedes compartirla. Ya podremos en algún momento, con las respuestas reales en la mano y donde quiera que sea que vamos a acabar, si es que acabamos, sentarnos a discutir lo “acertados” o “equivocados” que estábamos sobre esta teoría cuando aún vivíamos nuestro tiempo como “humanos” en un planeta llamado Tierra. ¡Hasta la próxima vida entonces!