Un tema que nunca va a perder relevancia, sin importar en qué lugar del mundo o desde qué momento de la historia sea planteado, es el tema del éxito. Casi siempre al hablar y discutir sobre lo que implica el éxito también se habla del fracaso. Por la idea de que si no existe uno, entonces por default existe el otro. Son excluyentes el uno del otro. O al menos eso podría entenderse.

Sin embargo, considero que los dos temas van mucho más allá de eso, y no quiere decir que si no eres exitoso eres un fracaso y viceversa. Todo lo contrario, creo que son conceptos con muchas matices que se definen de diferente forma para cada individuo porque depende totalmente de la perspectiva de cada uno.

Claro que en el mundo y en cada cultura existen más o menos una un estándar de lo que se considera éxito y fracaso. En nuestra cultura podríamos generalizar y decir que una persona es exitosa cuando completa sus estudios, consigue trabajo bien pagado que le permita vivir bien para que se pueda casar y tener hijos. Si tu vida encaja en este molde, entonces eres exitoso. Si no, eres un fracaso. Será?

Esta noción ha ido cambiando con las nuevas generaciones, y cada vez más somos más conscientes de la importancia que tiene el haber fracasado muchas veces a lo largo de la vida. Muchos de los casos de éxito que conocemos ahora, Steve Jobs con Apple o JK Rowling con Harry Potter, han hablado mucho del papel tan importante que jugó en sus vidas el fracasar. Rowling lo explica en el discurso de graduación que presentó a la generación 2008 de Harvard, donde hace hincapié en que prefiere hablarles de sus fracasos porque, para ella, el fracaso significaba deshacerse de todo lo que no es esencial. Dejó de fingir ser alguien más y se enfocó en direccionar toda su energía hacia lo que más le importaba. Dice que si no hubiera pasado por ese fracaso, muy probablemente nunca hubiera tenido la determinación de perseguir el éxito en lo que verdaderamente le apasionaba.

En el artículo de Paul Tough, “What if the Secret to Success is Failure?” podemos ver este mismo concepto abordado desde otro punto de vista. En él, el autor menciona cómo considera que los niños privilegiados de una escuela privada en Nueva York no son expuestos a momentos de fracaso. Los padres de estos niños se preocupan por que siempre estén bien y quieren evitarles cualquier mal. Por lo que estos niños tienen una red de apoyo muy sólida si llegaran a caer en alguna situación difícil. El autor lo contrasta a sus propias vivencias, donde dice que cuando más aprendió en su vida y tuvo las experiencias más significativas fue cuando se sentía más vulnerable y no al entrar a la universidad de Harvard. Es así como aprendió a fracasar y a recuperarse y poco a poco fue perdiendo el miedo a fracasar.

Esto mismo lo explica Rowling en su discurso al decir que ella, al haber fracasado, se sintió libre. Libre del miedo y vergüenza que todos tenemos a fracasar. Creo que es un concepto muy interesante lo que plantea ella. Al haber fracasado se dio cuenta que, por más duro que haya sido para ella esa época, encontró la fuerza y la determinación para levantarse y seguir adelante. Es una idea que puede sonar muy trillada, pero creo que tiene mucha verdad en ella. Vamos por la vida con miedo a fracasar sin saber que es mejor intentarlo una y otra vez, y con cada fracaso vas sintiendo la libertad de las expectativas y preconcepciones que atan nuestras decisiones.

Creemos que el éxito llega a partir de trabajar largas horas por muchos años con la idea de que a cambio de este esfuerzo seremos remunerados y con el tiempo podremos vivir la vida como queremos. Pero nadie nos garantiza que viviremos muchos años más para disfrutar los frutos de nuestra labor. Vivimos la vida como si fuera eterna, en lugar de buscar la manera en la que nuestro trabajo nos permita disfrutar y vivir más allá de la oficina. Que nuestra vida no gire completamente en torno al trabajo, sino que podamos, además de crecer profesionalmente y resolver retos dentro del trabajo, pasar tiempo con nuestra familia y amigos, tener ratos de esparcimiento, actividad física que nos relaje para seguir rindiendo mejor.

Porque como bien lo explican Shawn Achor y Michelle Gielan en su artículo, “Resilience is About How You Recharge, Not How you Endure”, el truco de la resistencia no es continuar por horas hasta el punto de agotamiento. El chiste es intentar y hacer un esfuerzo real, descansar, y volver a hacerlo. De esta manera estamos mejor descansados y más despejados para seguir haciendo esfuerzos reales. Esto se traduce al ambiente laboral en cuánto a que es mejor detenerte y distraerte cuando se te complica algo para retomarlo con una mente descansada y fresca. El estar dándole vueltas a las cosas por horas no te lleva necesariamente a una solución y solo termina por fastidiar y bloquear la mente.

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