Daniel llega a su casa llorando, temblando y sin poder hablar bien. Cuando su mamá le pregunta que paso el después de mucho tiempo de no querer decir nada le cuenta que tres niños lo encerraron en el baño sin dejarlo salir por más de 15 minutos.
Hablar de incidentes como el que le sucedió a Daniel han cobrado mucha importancia últimamente. Existen tragedias de este tipo que llegan a ser noticias internacionales como por ejemplo el incidente sucedido en Columbine, y otros más que lograron captar la atención de millones de personas.
COLUMBINE, COLORADO The day after the massacre, Columbine High School students gather outside their school to pray and place flowers on the ground. Many just wander amongst the tributes crying, trying to make sense of what has happened. (Photo by Zed Nelson)
De acuerdo con las estadísticas del Centro de Estadísticas Educacionales uno en cada 5 estudiantes reporta ser víctima del bullying. El 33% de estos estudiantes reporta que sufre incidentes del tipo más de dos veces en un mes.
Además el bullying no es solo algo que les sucede a los niños. En México 18 de cada 100 adultos padece algún tipo de violencia o maltrato.
La historia de Daniel, como muchas otras quedará sin ser conocida por muchas personas, pero los efectos que este incidente tendrán tanto en él como en sus agresores provocará repercusiones en su comportamiento a largo plazo.
Sufrir de bullying o ser un bully puede tener las siguientes consecuencias en nuestra salud mental
Un estudio por Jama Psychiatry logró determinar los efectos a largo plazo para las víctimas, los agresores y quienes juegan ambos roles.
Dentro de los resultados pudieron notar que aquellos quienes fueron víctimas y posteriormente agresores tienen propensidad a sufrir depresión, pensamientos negativos, ansiedad y ataques de pánico. A diferencia de estos quienes solamente fueron agresores una vez no representaban estos comportamientos con tal magnitud.
Además de estos efectos psicológicos está confirmado que sufrir de bullying puede afectar el comportamiento de nuestro cerebro a través de déficits cognitivos y emocionales similares a los que tiene alguien que sufre abuso en una mayor escala.
Las víctimas del bullying pueden llegar a sufrir de niveles tóxicos de estrés
El Centro de Desarrollo en la Universidad de Harvard es uno de los principales lugares donde se han estudiado los efectos del estrés tóxico provocado por el bullying. Harvard llama a este efecto “adversidad fuerte, frecuente y/o prolongada” - Mientras existen estudios que indican que sufrir de niveles normales de estrés es algo saludable, tener niveles anormales de estrés las consecuencias posibles podrían ser retraso en desarrollo, problemas del corazón y diabetes.
Cuando nos exponemos a estrés continuo nuestro cuerpo produce más células blancas que a su vez liberan sustancias inflamatorias que utilizamos normalmente para combatir infecciones.
Este incidente puede afectar nuestros niveles hormonales por estrés y también por ende repercutir en la estructura de nuestro cerebro.
Human Brain
De acuerdo a estudios realizados por la Universidad de California del Sur, existen efectos físicos en los cerebros de quienes sufren de bullying en áreas como la amígdala, parte del lóbulo temporal (zona del cerebro donde se originan los miedos, la ansiedad y las respuestas emocionales)
Nuestra amígdala la parte de cerebro que regula nuestros impulsos agresivos se activa de forma repetida y toma incidentes que normalmente categoriza ríamos como normales como amenaza.
En el caso de las mujeres se ha encontrado un adelgazamiento del córtex frontal y temporal, la parte que regula nuestro comportamiento social, lenguaje y asociación emocional generando un comportamiento impulsivo y en algunos casos peligroso en sus vidas adultas.
Ser víctima del bullying puede alterar tus niveles de cortisol
Además otros estudios han encontrado en víctimas del bullying niveles anormales de cortisol, provocando debilidad en el sistema inmune que puede llegar a matar hormonas en el hipocampo, la región de nuestro cerebro relacionada a la memoria y responsable de consolidar información.
Algunos científicos además han detectado que estos picos anormales de cortisol han provocado un cambio en la estructura de los genes que ayudan a regular la serotonina (el neurotransmisor que nos provoca felicidad), razón por la cual muchos sufren de depresión a largo plazo.
¿Cuáles son algunas medidas que podemos tomar para prevenir el bullying y sus repercusiones?
Asegurarnos que cada escuela, oficina u otro lugar donde pueden suceder estos incidentes tenga políticas de cero tolerancia con consecuencias claras de bullying sexual, verbal, social o cibernético, además de incluir altercados por racismo, discriminación de género, religión, discapacidades y homofobia. Las políticas y sus consecuencias deben ser absolutamente claras para todo el que se encuentre en este lugar.
A nivel internacional existen varios países quienes han creado leyes anti-bullying algunos de ellos son: Estados Unidos, Canadá, Filipinas, Chile, Austria y el Reino Unido. Muchas de estas leyes han permitido poner un alto al comportamiento negativo y incrementar el respeto entre las personas de cada uno de estos países.
Si conoces a alguna persona que ha sido víctima del bullying asegurate de que sea ayudado por algún profesional. Debemos educar a nuestros hijos y familiares que quedarnos callados muchas veces tiene consecuencias mucho peores que se pueden solucionar con más facilidad en el momento.
Crear el cambio desde el punto más importante: la familia, es algo esencial. Debemos crear programas que incentiven la educación hacia este tema para fomentar los valores y el respeto al prójimo desde la casa. Muchas veces los agresores fueron víctimas de bullying por familiares, quienes tienen poca visibilidad acerca de los efectos que puede tener esto.
Dentro de la casa los padres de familia pueden modificar estos comportamientos creando una serie de políticas con cero tolerancia a cualquier tipo de bullying además de enseñarle a sus hijos valores que les permitan tener respeto por otros en todo momento.