La revolución tecnológica ha tenido un boom considerable y está modificando la manera en que los individuos interactúan entre sí. Por poner un ejemplo fácil, recuerdo que aún en mi año de intercambio las llamadas telefónicas a casa para hablar con la familia eran cosa seria y meticulosamente organizadas para que estuvieran presente al otro lado de la línea todos los que le sostenían a uno el alma a tan larga distancia, los abuelos en primera fila; hoy, “apenas” 10 años después, la facilidad con la que uno puede mantener contacto con los seres queridos es pasmosamente más sencilla, permanente y con una gama de posibilidades que va desde mensajes de texto, mensajes de voz, videoconferencias, memes e incluso algunas bromas de mal gusto cuando uno abre ciertos mensajes en el whatsapp. Todos estos cambios trajeron consigo nuevas configuraciones en las economías de los países y, mientras todo esto sucedía, una vieja palabra comenzó a cobrar auge como reguero de pólvora en los corrillos empresariales y gubernamentales: la productividad y el efecto de que a primera vista, con los avances tecnológicos, esta debería de incrementarse.

Pero, ¿Qué es exactamente la productividad? El Foro Económico Mundial la enfoca muy bien y la cataloga simplemente como la cantidad de un bien producida por un trabajador, siendo que a mayor cantidad, mayor productividad; además, para medirla se plantea la siguiente fórmula: Productividad=Unidades Producidas/Unidades Invertidas. Dado que no es el propósito de este artículo, no entraré en detalles sobre medición y comparabilidad sino que lo realmente destacable del texto en cuestión del WEF (Foro Económico Mundial por sus siglas en inglés) es la siguiente gráfica que muestra un comparativo en la productividad de economías avanzadas entre los periodos de 1996-2004 y del 2004-2014.[i]

Más allá del evidente descenso en la productividad para ambos periodos, lo interesante de la medición es que la disminución en la productividad de Reino Unido fue mucho mayor a la experimentada por Francia, no obstante en esta última los empleados trabajan menos horas por semana y en donde las leyes laborales son mucho más estrictas. Como apunte, el artículo menciona que de acuerdo al Chartered Management Institute, la cultura enfocada al trabajo sin importar las horas laborales y a manejar altos niveles de estrés contribuyen a esta mayor disminución de la productividad en el Reino Unido comparado con Francia[ii]. Todo esto es también aplicable a México en donde el número de horas trabajadas al año es el más alto entre los integrantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) como se muestra en la siguiente gráfica:[iii]

Por todo esto, el debate sobre cómo aumentar la productividad ocupa muchas páginas hoy en día y de hecho varios estudios sobre lo anterior se han venido realizando en instituciones de prestigio, pero una propuesta llama la atención por su carácter disruptivo: el acortar las horas laborales de la semana. El mismo WEF publicó un artículo titulado “Why wasting your time could be the key to productivity” en donde expone las bondades que nos dan el enfocarnos a cuestiones que, aunque no son del todo productivas para la visión general que tiene hoy en día la sociedad, lo son en extremo para nosotros y al ser de esta manera permiten que nos encontremos en mejores condiciones para desarrollar mejor nuestro trabajo.[iv]

Partiendo de todo lo anterior, para mejorar la productividad en México, el empresario Carlos Slim puso sobre la mesa de las discusiones nacionales la posibilidad de acortar la semana laboral en México buscando básicamente que la edad de retiro de los empleados sea mucho mayor (pasar aproximadamente de los 65 años a los 75), ampliar las jornadas laborales de estos tres días para que la economía en su conjunto se mantenga funcionando las 24 horas del día y dar espacio los demás días para que los empleados se enfoquen en las cuestiones que realmente son importantes para ellos. Sin embargo, diversos cuestionamientos se han suscitado entre economistas mexicanos, y en especial vale la pena ver la entrevista que dió a CNN Gerardo Esquivel y que parte de tres premisas básicas: [v]

  1. La idea de que la productividad aumenta por trabajar menos días a la semana pero más horas diarias se contradice por sí misma, ya que no es posible pensar que pasadas las ocho horas de trabajo diarias el trabajador mantenga la misma productividad que al principio del día. Otra opción sería trabajar los mismos días a la semana pero menos horas diarias.
  2. También no es necesariamente cierto que en países como México un trabajador, dados los bajos salarios que tenemos, utilizaría los días restantes para descansar sino sería usado para buscar otras opciones de ingreso para completar el salario. De hecho, aunque se mantuvieran los sueldos de los trabajadores, más personas estarían buscando trabajo y eso empujaría los salarios a la baja.
  3. Por último, los trabajadores actuales no necesariamente se van a jubilar a la edad que plantea Carlos Slim, sino que pertenecen a una generación más joven cuyo sistema de pensiones funciona de manera diferente, basada en los ahorros de la vida laboral en las AFORES, y no tienen los 65 años como edad de retiro.

Como conclusión, quisiera traer a colación a Samuel Huntington quien acuñó en su teoría de Choque de Civilizaciones el concepto de un País Desgarrado para definir a aquellos países que en algún momento de su historia, por razones geográficas, han decidido modificar su cultura/civilización; así, México ha batallado históricamente entre su posición Norteamericana y Latinoamericana, queriendo siempre pertenecer a la primera debido al desarrollo y bondades de ser considerado parte del mundo desarrollado; además, existe en México una enorme desigualdad social en donde las realidades que se viven en diferentes puntos del país son diametralmente opuestas. Es en este contexto que en lo personal me parece que la propuesta de Carlos Slim no embona al 100% dentro de la realidad mexicana y que en el mejor de los casos se adaptaría solamente a la forma de operar de las empresas de las que el es dueño. No es posible migrar a un esquema como el anterior con los bajos sueldos que se tienen y en donde el salario mínimo no alcanza para mantener a una familia, cuando las condiciones laborales de los trabajadores no son las óptimas y existen fenómenos como el outosurcing que van en detrimento de las condiciones de los trabajadores.

Todo lo anterior no significa que considere que la propuesta de Carlos Slim es mala, sino que no va en concordancia a México; sin embargo si me parece genial que se posicionen sobre la mesa estas nuevas formas de trabajo que tenderán a volver más flexible el ambiente laboral, al menos, lamentablemente, de esa parte del país que estamos dentro del sector formal.

[i] Petra Jahchan. (2016). What is productivity, and how do you measure it?. 29 Abril 2018, de World Economic Forum Sitio web: https://www.weforum.org/agenda/2016/07/what-is-productivity-and-how-do-you-measure-it/

[ii] Petra Jahchan. (2016). What is productivity, and how do you measure it?. 29 Abril 2018, de World Economic Forum Sitio web: https://www.weforum.org/agenda/2016/07/what-is-productivity-and-how-do-you-measure-it/

[iii] OECD (2018), Hours worked (indicator). doi: 10.1787/47be1c78-en (Accessed on 30 April 2018)

[iv] Olivia Goldhill. (2017). Why wasting your time could be the key to productivity. 30 Abril 2018, de World Economic Fourm Sitio web: https://www.weforum.org/agenda/2017/05/this-is-the-psychological-importance-of-wasting-your-time

[v] CNN en español. (2014). La propuesta de Slim de trabajar solo 3 días, ¿es viable?. 30 Abril 2018, de CNN Sitio web: https://www.youtube.com/watch?v=GhpGRAoIwSk

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